miércoles, 18 de junio de 2014

18/6/2014

Hoy era un día prometedor, iba a ser mi primer día en el café "picolo" en el centro de todo Londres, iba a tener una persona que me enseñara y yo iba aprender rápido. Esas fueron las palabras del jefe junto con ponte pantalón negro, camiseta blanca y vete con las uñas sin pintar. Pareció serio desde el principio, poco comunicativo, sin ganas de que yo entendiera su inglés.
Llego al café y casi no me dice ni hola. Una chica muy maja me acompaña al piso de arriba (4 pisos de restaurante) y me da un delantal que me llega a los pies, en ese momento dije uhhh me huele mal, pero otra parte de mi cerebro decía: nahhh seguro que ya no les quedan delantales para la bajita. Hasta que hacemos una parada en el 2 piso y me mete en la cocina, en la cual, Antonio me explicará mi cometido. Como funciona el lavavajillas, donde van las cosas, como debo fregar las tazas, como usar el ascensor de comida y platos que conecta todas las plantas...
Me pongo a meter platos en el lava, sacarlos aclararlos, escurrirlos y colocarlos. Bueno quizás era un poco una prueba para conocer un poco como va el restaurante. 
Los cocineros eras portugueses ósea que no entendía nada.
Hasta que otro de ellos me dijo que le siguiera, y me hablo medio en castellano, dije yo: "-venga ahora me llevara hacer otra cosa", no me equivocaba mucho, pero no era precisamente lo que yo pensaba. Tenía que meter un saco de 20kg de té en cajitas y sin que se cayera al suelo, después aspirar el despacho del jefe, aspirar la planta cuarta, y aspirar todas las escaleras. Yo por supuesto lo hacía con garbo, pensando que eran simples pruebas para llegar a lo que yo quería, (ser camarera) cuando acabé, me dieron un mocho, y lo mismo que había aspirado me tocaba fregarlo. 
Hecho, vuelta a la cocina a seguir no sólo con los platos que me faltaban sino con todos los que habían traído y nadie había limpiado.
Viene la primera chica que me acompaño a por el delantal y me dice que Fabio (el cerdo del jefe) me llama.
Ahora sí que estaba motivada, bien, estupendo. iciar, limpia los 2 baños de abajo. Ahí ya me enfade un poco, la chica me acompaño a darme las cosas, me dijo el código de una puerta y me dijo que el jefe es subnormal, le pregunte sí ella limpió y me dijo que sí, que 6 días y que el trabajo en ese sitio era muy duro. Me dio 2 guantes y me adentre en esa mierda de baño, todo meado por todos los lados.
Cuando acabe Fabio me dijo que volviera a la cocina, donde el chico que me mando la aspiradora me vio la cara y desde ese momento cada 3 min me dijo que sí estaba bien, me dio un kit kat, me daba tema de conversación... Creo que vio en mi cara que no era lo prometido, y no se que me olía que era tan consciente, porque no se seré la primera, ni la última.
Mi garbo limpiando disminuyó, por ya no sólo tenía plato y tazas, ahora tenía sartenes de la cocina, bandejas, ollas, secar cubierto...
Mi cerebro no podía parar de pensar lo estúpida que estaba siendo, pero aún así pensé: "- espérate aquí hoy, habla con tu padre y con tu madre y según te digan así hace", una a veces piensa que es muy independiente, pero luego se ve vulnerable ante cualquier cosa.
El límite ya llego cuando una camarera me dijo que bajará, Fabio me esperaba con un leve sonrisa y dije venga! Ahora ya me dirá algo bueno.
Su siguiente mandato fue volver a fregar los baños de abajo y los de la última planta. Baje a por las cosas y bajando por las escaleras pasó todo esto por mi cabeza, ya masticado de antes: "he pagado a una agencia para que me encuentre trabajo de camarera, ahora mismo estoy haciendo cosas que no me corresponden y me siento estúpida" así con ese pensamiento, me olvidé del mocho y subí hablar con el jefe a decirle lo que había pensado. No me dio tiempo a decírselo, rápidamente dijo, es lo que hay, sino te gusta te vas a casa. Fui a por mi mochila, le pedí el dinero por mis 5 horas trabajadas, me dio 15 tristes libras y me volví para casa con la cabeza para arriba, pero bastante hundida.
Nada que no se solucione con una llantina hablando por teléfono con tu madre y sus palabras de ¡Bien hecho!, el apoyo de tu padre y las sonrisas y abrazos que te sacan los compis de piso. 
Comprita y jardín. Nada mejor para acabar el día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario